lunes, 26 de julio de 2010

...cOnTiGo...

...Es como ir por esos árboles de Hornakintof con mis alas y con un pequeño hada a mi lado q me acompaña siempre. Eso si, soy yo kien la guía. Pero todos los días tienen que venir a buscarnos para comer o para dormir, como cuando jugábamos de pequeños y salía tu madre por la ventana para decirte que ya es hora de entrar. Pero si ahora soy yo la que guía, xq m siguen llamando? Y yo voy con ella. Qué diferencia hay entre nosotras?? No sé, apareció un día y la tengo que cuidar. Pero sigo soñando y volando por mis árboles, jugando con los unicornios que me siguen llevando a las nubes para jugar con ellas, y esq me sigo divirtiendo saltando encima de ellas. Ahora más porque no me encuentro sola.

Todos miran arriba pero pocos suben a ver como me lo estoy pasando en esas nubes. La mayoría de lejos, parece que no les gusta que siga jugando o lo ven estúpido el subir. Pero esq pocos han sentido esa sensación del viento por la cara, y cuando me tengo que apartar el pelo cada dos por tres. Aunque yo nunca les he dicho que no suban.


Y en mi reino siguen apareciendo colores y seres!! Y es que desde que inventamos el reino , es como si m lo hubieras hecho para mi, y mientras yo me divierto tú estás al lado dando todo para que yo lo disfrute. Dejas que me quede allí con ella y todos los días nos das más, y no vemos lo demás, quizás sea egoísta xq estés viendo lo que hay detrás de todo e intentes protegernos de todo. Por eso mismo te queremos tanto. Me encantaría que estuvieras siempre con nosotras volando y no cuidándonos...

1 comentario:

angel dijo...

Las hadas de los bosques se adentran en tu reino.
abriendote sus alas para llevarte muy lejos.
Huele los pinares,eucaliptus y verde los trigales, del cerezo al manzano,
del dorado limonero al dulce anarangado.
Son todas estas cosas de fragancía juvenil, que te llevan a las nubes añuedandose de ti.
Aire puro de la serrania de Hornakintof, sube por los senderos hasta la cuspide maciza que divisa el entorno placentero dejandote
fluir por la brisa vespertina, alimenta a los lugareños que sientan gratitud como antaños sus ancestros.